La Quebrada de Humahuaca es un extenso valle andino montañoso de majestuosa belleza natural, declarado Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad. Representa un camino que vincula los distintos pueblos y culturas en donde se genera un amplio intercambio cultural. Por este valle cruza el Río Grande, espectador de la belleza de los cerros que lo rodean, de colores ocres, verdes y rojizos.
En el recorrido hacia Humahuaca, nos encontramos primero con Purmamarca, pueblo turístico por naturaleza, que además de contar con una gran belleza, tiene una oferta recreativa que va desde hoteles de gran categoría, hasta cabañas, hostales y campings, además de restaurantes y peñas folklóricas. Es un pueblo rodeado de una vista imperdible.
Por un lado el Cerro de Siete Colores, único en el país; por el otro, los colorados, camino de 3 km de largo que bordea al pueblo con cerros en tonos rojizos con fascinantes formaciones naturales de roca.
El pueblo cuenta con una feria artesanal permanente en la plaza central, en donde también se encuentra la Iglesia de arquitectura colonial.
Desde acá nos dirigimos por las ruta nacional 52 por la increible Cuesta de Lipán hasta llegar a las Salinas Grandes.
Salinas Grandes es una vasta extensión de salinas ubicada en el noroeste de Argentina, entre las provincias de Jujuy y Salta. A unos 3,450 metros sobre el nivel del mar, este deslumbrante desierto blanco se formó hace millones de años cuando un mar interior se evaporó. Hoy, es famoso por sus paisajes únicos y espejos de agua en temporada de lluvias, que crean un reflejo del cielo, ideal para fotografías.
Además de su belleza natural, las Salinas Grandes ofrecen una experiencia cultural, ya que es administrada por comunidades locales que guían a los visitantes y comparten conocimientos sobre la extracción de sal y la geología de la región. Es un lugar imperdible para quienes buscan paisajes únicos y cultura andina.
Luego de esta alucinante experiencia volvemos a Purmamarca, en donde hacemos noche.
Al dia siguiente, continuamos por la ruta 9 y se llega a Tilcara, capital arqueológica de la provincia de Jujuy. Constituye un ícono turístico a internacional. Su iglesia fue declarada Monumento Histórico. En esta localidad se pueden visitar el Museo Arqueológico y el Pucará, una fortificación que construyeron los habitantes originarios sobre rocas a los costados del lecho del río Grande, donde se pueden observar casas-habitaciones, caminos interiores y un recinto ceremonial en la parte superior. Al pie del morro encontramos un jardín botánico con diferentes especies de la flora de la región.
El pueblo de Tilcara también es conocido por su Enero Tilcareño, una celebración de música y cultura que reúne a jóvenes y turistas de todo el mundo alrededor de espectáculos que se prolongan durante la noche, por varias noches.
Al final del recorrido, a 3000 msnm, llegamos a Humahuaca, capital histórica de la Quebrada. Humahuaca es el centro de la festividad del carnaval jujeño. El pueblo, de arquitectura netamente colonial, tiene varios museos que muestran las artesanías, folklore, pinturas y esculturas de la zona.
En el cabildo, un antiguo reloj mueve una imagen en tamaño natural de San Franciso Solano (la primera imagen natural de un santo en el mundo), que todos los mediodías se descubre para dar su bendición, en recuerdo de su paso por Humahuaca. En lo alto de las escalinatas que parten de la plaza se puede ver el Monumento a los guerreros de la independencia, que sirve de marco a un gran anfiteatro que convoca todos los años a un encuentro musical.
A 22 km de Humahuaca encontraremos La Serranía del Hornocal, una formación montañosa conocida como "la montaña de los 14 colores", debe su extraordinario paisaje a la disposición de minerales en capas de múltiples tonos, que crean un espectacular efecto de franjas de colores.
A más de 4,300 metros de altura, la Serranía del Hornocal ofrece vistas impresionantes y es un destino ideal para quienes buscan apreciar la belleza natural y los colores únicos de los Andes. Para visitarla, se recomienda aclimatarse a la altura y aprovechar los miradores cercanos para disfrutar del paisaje en su máxima expresión.